Mientras observo a mi alrededor, reflexiono y me percato de una tremenda y gigantesca realidad... la vida misma. Surreal, pero más que surreal fuerte, más fuerte que el hierro y alimentada siempre de amor y divinidad, pero siempre expuesta. La vida es la fortaleza más frágil, dentro de ella nada puede destruirse, pero en un pequeño instante se rompe, se fuga, se va a otra galaxia, se transforma, es más frágil que la brisa, es ligera y hermosa, pero frágil. Sonrisas, abrazos, lágrimas, caricias, todo pasaba por mi mente, mientras una fortaleza más se rendía ante la vida misma, hermosa, especial, única, una diosa... se despedía de los suyos, y dejaba entrar en su fortaleza a la fragilidad misma, se transformaba en una aurora, se unía al brillo del sol que de ahora en más nos acompañará. Se convertía en el Flash de cada medio día que nos acompañe de ahora en más... Su voz, sus travesuras brincarán a otro lugar mas luminoso, y de vez en vez al voltear y ver un Flash en el cielo sabremos q...