El cielo se desgarra
Después de hablar con ella, Mancha....y darle el frente a la realidad la lluvia de los recuerdos ceso, llegue a un bosque donde tu dulce voz me iba llenando, tus melodías, tu luz, tú, tú iluminabas y dabas vida a ese hermoso y majestuoso bosque, donde los árboles son libres con aves que nacen de sus hojas y viajan a universos vecinos. Pero algo silencio la libertad, y en mi ser algo escalofriante me abrazo, de pronto tuve la idea de que todo era solo un sueño, y no un recuerdo tuyo, que te escapabas de mi realidad, que la luz del sol se apagaba y algo dentro mio también.
Que eramos, pero no fuimos, ni seremos. Ese dolor, esa incertidumbre de ver como te alejabas desgarro al universo mismo, el cielo parecía caerse, las nubes formaban barcos de papel que se hundían en la quietud, y aunque mil catarinas intentaban viajar en ellos no lograban avanzar.
Rayos caían y partían la tierra, sintiendo ese mismo dolor que atravesaba mi ser, ese dolor que de alguna forma parecía indicar que tú que me creaste, ahora estabas lejos, iluminando otros mundos, lejos, lejos....
No tengo desde hace muchos siglos, noción del tiempo pero puedo asegurarte que la lluvia duro una eternidad, duro más de 1000 años luz, y aún así parecía un segundo comparado con el dolor que el universo sentía al saberte lejos. Con la lluvia caían pequeños soldados colibries que intentaban sanar mis heridas y las heridas de quienes te amamos y amaremos, pero parecían no ser suficientes.
Yo inmune al agua, por primera vez, se que soy fuego como tú, soy solar porque soy tuya, pero en esta ocasión el agua era como parte de mí, en cierta forma era mi ser desbordándose, rogándote volver., ahogando mi mundo en un estruendo de rumor, con tal de contener esa luz tuya que si bien seguía brillando cada vez más, lo hacía alejándose de mí.
De pronto recordé que el colibrí azul que me permite escuchar tu voz no puede volar bajo la lluvia, pero no podía ni él, ni tú, ni nadie culparme por mi negligente tormenta, como actuar como si nada si mi sol se aleja.
Que eramos, pero no fuimos, ni seremos. Ese dolor, esa incertidumbre de ver como te alejabas desgarro al universo mismo, el cielo parecía caerse, las nubes formaban barcos de papel que se hundían en la quietud, y aunque mil catarinas intentaban viajar en ellos no lograban avanzar.
Rayos caían y partían la tierra, sintiendo ese mismo dolor que atravesaba mi ser, ese dolor que de alguna forma parecía indicar que tú que me creaste, ahora estabas lejos, iluminando otros mundos, lejos, lejos....
No tengo desde hace muchos siglos, noción del tiempo pero puedo asegurarte que la lluvia duro una eternidad, duro más de 1000 años luz, y aún así parecía un segundo comparado con el dolor que el universo sentía al saberte lejos. Con la lluvia caían pequeños soldados colibries que intentaban sanar mis heridas y las heridas de quienes te amamos y amaremos, pero parecían no ser suficientes.
Yo inmune al agua, por primera vez, se que soy fuego como tú, soy solar porque soy tuya, pero en esta ocasión el agua era como parte de mí, en cierta forma era mi ser desbordándose, rogándote volver., ahogando mi mundo en un estruendo de rumor, con tal de contener esa luz tuya que si bien seguía brillando cada vez más, lo hacía alejándose de mí.
De pronto recordé que el colibrí azul que me permite escuchar tu voz no puede volar bajo la lluvia, pero no podía ni él, ni tú, ni nadie culparme por mi negligente tormenta, como actuar como si nada si mi sol se aleja.
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